Recuerdos en 8mm

Llevaba un tiempo queriendo revisar antiguas películas de 8 mm que mi madre aún conservaba en casa, y que hacía alrededor de 20 años que no había visto. Y finalmente conseguí un proyector con el que poder verlas. Fue emocionante. Cada nueva imágen proyectada en la pantalla evocaba una batería de recuerdos; a pesar de la falta de audio podía recordar las voces de las personas, muchas de ellas fallecidas desde hace años; casi podía oler algunos de los lugares que 30 años después volvía a visitar gracias a esta máquina del tiempo. Pero, como todo, tiene sus inconvenientes. El recuerdo arraigado en la memoria depurado con el paso de los años, pulido, mejorado incluso, libre de todo aquello que pudiera perturbarlo, vuelve ahora a su estado fundamental, la imágen precisa del suceso. El otro ha desaparecido, y ésto puede resultar duro.
Dejando de lado la parte más ¿sensible? del tema, pretendo ahora digitalizar todas las películas antes de que se acaben de estropear (algunas están muy mal conservadas y se rompen con facilidad), y lo voy a hacer a lo bestia. Mientras proyecto, lo grabo con una cámara de video digital, y luego todo al ordenador.

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